Tribuna de opinión de Carolina Valencia, Co-Founder y CEO de Cement Design.
Como bien es conocido, la pandemia ha afectado de manera extraordinaria al sector servicios, obligando a todos estos negocios a reinventarse y adaptarse, para tratar de frenar el impacto tan negativo que ha causado la covid-19 en el sector. Los espacios se han convertido en el centro de esta transformación.
En nuestro caso, como empresa dedicada al sector de la construcción y decoración de interiores, en los últimos meses hemos notado una demanda creciente para adaptarse a las nuevas circunstancias. En 2020, el número de consultas ascendió más del 50% respecto al año anterior y prevemos que la tendencia se mantenga tras estos primeros meses de 2021.
En la mayoría de los casos, las peticiones van dirigidas, por un lado, a ganar espacio y amplitud y, por otro, a garantizar la máxima higiene posible. Respecto a este último aspecto, hemos podido apreciar un interés al alza por nuestros materiales, debido a su carácter antibacteriano.
En la hostelería hay que aportar toda la ayuda posible para que puedan adaptar sus espacios, ya que ha sido un sector muy afectado en esta pandemia y es nuestro deber hacer todo lo posible para que sigan adelante.
El objetivo, además de cumplir las nuevas normativas, es satisfacer las nuevas demandas de los clientes que acuden a restaurantes y hoteles, porque no estamos experimentando solo un cambio temporal en el ámbito legislativo, también estamos asistiendo a una transformación de nuestros hábitos de consumo y de nuestra manera de relacionarnos. Y en este caso, todo apunta a que no será pasajera.
¿Qué situaciones permanecerán cuando todo esto termine? ¿Cómo pueden cambiar nuestros hábitos? ¿Exigiremos más distancia entre mesas? ¿Ya no veremos con buenos ojos la cercanía extrema con desconocidos? ¿Seremos más escrupulosos con la higiene y la limpieza? ¿Nos decantaremos por terrazas y/o espacios abiertos? ¿Evitaremos los techos? Son muchas las cuestiones que se plantean los hosteleros respecto al futuro y también los que nos dedicamos al sector de la construcción y decoración de interiores. El comportamiento de los usuarios va a ir marcando estas pautas a las que los hosteleros van a tener que adaptarse y para los que nosotros tenemos que estar, y estamos, preparados.
Nuestra prioridad es trabajar en espacios que transmitan la sensación de tener más amplitud y más distanciamiento entre las personas, pero no abogamos por espacios asépticos y quirúrgicos que terminan por ser incómodos y alejan a los usuarios de lo que queremos en realidad. Lo que la gente busca es naturalidad, con más exterior y, por supuesto, más espacio.
Atendiendo a esta metamorfosis, y a las hipótesis que se plantean, muchos negocios se han decantado por reformular sus espacios, descartando las adaptaciones temporales y optando por cambiar completamente su estructura. Por tanto, es muy importante que estos negocios reciban el apoyo financiero suficiente para poder adaptarse a las nuevas circunstancias, porque será, y es, en ese sentido fundamental.
Al inicio de la pandemia, se especulaba mucho sobre cómo sería la vuelta a hoteles y restaurantes. Comensales separados por mamparas, mesas burbuja dentro de estructuras con metacrilato y otras muchas ideas, que parecían sacadas de una película de ciencia ficción, se pusieron sobre la mesa, motivadas sin duda por la incertidumbre y el desconocimiento que se tenía sobre la transmisión del virus. Esta falta de información respecto al virus ha sido determinante a la hora de tomar decisiones, no solo en el sector servicios, también en otros muchos ámbitos. De este modo, el anuncio de nuevas medidas cada poco tiempo, las rectificaciones de las mismas, sumado a que en cada región las normas pueden cambiar, ha dificultado aún más la adaptación.
Ahora, con la inmunidad de grupo un poco más cerca gracias a las vacunas, nos enfrentamos a la pregunta de cómo será la “nueva normalidad” que, esperamos, sea lo más cercana posible a la normalidad que ya conocíamos antes del coronavirus.