El confinamiento, las restricciones a la movilidad y la distancia social han propiciado que las empresas recurran a las videollamadas para reunir a su plantilla y mantener la actividad comercial a flote. Tanto se han integrado en el día a día, que han normalizado el teletrabajo a gran escala, generando nuevas oportunidades de mercado y enriqueciendo muchos otros negocios.
Fuera de las oficinas, las videollamadas han demostrado ser útiles para otras muchas funciones, que antes solo eran viables presencialmente. En el último año han servido para recorrer museos, ir al médico, abrir cuentas bancarias u organizar encuentros profesionales, que antes requerían de una espaciosa feria sectorial.
En este nuevo contexto, Branddocs, compañía tecnológica especializada en transacciones digitales seguras, ha logrado que la videollamada produzca en los negocios digitales la misma confianza que produce el «cara a cara» en los negocios «analógicos». Y es que las personas siguen prefiriendo la interacción con otra persona en vez de con la máquina, mientras que la inteligencia del instinto humano sigue superando a la inteligencia de la computación, especialmente en situaciones como la verificación de identidad.
En este último caso, el beneficio de la videollamada parte de la presencia de una persona real durante la transacción de videoidentificación electrónica, con la que el usuario siente una mayor seguridad en sus experiencias digitales y las compañías detienen el fraude a gran escala. “Somos lo que el usuario echa en falta cuando firma un contrato por internet o llama a un teléfono donde salta un asistente automático. Y se llama confianza”, afirma María de Lombas, Directora general del Servicio de Videoidentificación de Branddocs.
Desde 2014, este prestador de confianza (sector tecnológico conocido como QTSP – Qualified Trustted Service Provider en inglés) impulsa la digitalización de las empresas, especializándose en transacciones seguras por internet. Su tecnología de videoidentificación distingue fuertemente a esta compañía, y consiste en utilizar la videollamada como una herramienta cualificada, para identificar personas a distancia en tan solo 2,5 minutos, desde cualquier lugar del mundo y a través de cualquier dispositivo, bajo la supervisión de un experto profesional en fraude de identidad.
Método seguro
Con el confinamiento, el sector financiero necesitaba encontrar la manera de identificar fehacientemente a sus clientes mientras permanecían encerrados en casa, evitando los fraudes cometidos por la ciberdelincuencia y la suplantación de identidad en internet. Todo ello derivó en un boom de la solución de Branddocs, potenciada a la vez por el Real Decreto-Ley 11/2020, que permitió temporalmente su uso para asignar certificados digitales telemáticamente. La experiencia obtenida —actualmente situada en 5.000 videollamadas en un día— les ha ayudado a consolidar su red de videocentros y a lanzar Branddocs VideoID, una filial que externaliza diferentes servicios de videoidentificación gracias a la tecnología de última generación que han desarrollado.
Más allá de la identificación a distancia, su capacidad es exponencial. Desde el alta digital de nuevos usuarios, pasando por la emisión de certificados digitales para llevar a cabo cualquier trámite electrónico, hasta la creación de identidades previas para la contratación de un producto a través de Internet, como una póliza de seguro. “Por ahora se trata de una spin-off muy enfocada a la asignación de identidades transaccionales, es decir, a la creación y verificación de perfiles electrónicos de clientes autentificados con los que una compañía se asegura que sus transacciones se hacen con ellos, y no con estafadores u otros usuarios fraudulentos”, explica Saioa Echebarria, CEO de Branddocs, quien añade que “las oportunidades son infinitas. Y no solo por la tecnología en sí, sino por colocar a un profesional de carne y hueso durante la transacción, humanizando la tecnología y los procesos digitales”.
Echebarria manifiesta lo eficaz que puede resultar una videollamada para conocer y verificar la identidad de una persona, sin tener que encontrarse físicamente con ella. “Los ciberdelincuentes no quieren ser grabados ni enfrentarse a una persona que está preparada para captar a un impostor instintivamente”, subraya. Durante la sesión, el usuario revela su rostro y sus documentos de identidad en directo, tal como lo haría en el cara a cara tradicional. La inteligencia artificial acredita la validez de la documentación presentada, detecta si el vídeo está premontado o es un deepfake, y analiza biométricamente el rostro del usuario para comparar sus equivalencias con la fotografía de la documentación.
Mientras tanto, el videoagente acompaña al cliente durante el proceso, comprueba que todo sale bien y vigila que la tecnología no esté siendo manipulada. Su experiencia en técnicas policiales le permite, además, controlar que no se trata de una usurpación de identidad o del uso de una identidad fraudulenta.
Finalmente, la videollamada es grabada para registrar una prueba inequívoca del proceso y de sus participantes. Por todos estos protocolos, la videoidentificación de Branddocs se convierte en el método de identificación más seguro del mercado.