Para poder sobrevivir en un entorno que cambia continuamente, las pymes deben estar preparadas para ofrecer respuestas estratégicas lo más rápido posible. Aprovechar las ventajas de la automatización evitará que las pymes desaparezcan, como pasó con los dinosaurios. Minimización de costes operativos, reducción de retrasos y errores, mejora de la satisfacción del cliente … son solo algunas de las cosas que pueden hacer cambiar las reglas de juego en el entorno pyme.
La automatización en la gestión ayuda a las pymes a impulsar su crecimiento. Y a optimizar sus operaciones en los “picos y valles” estacionales. Además de hacer posible la inversión de más tiempo en tareas que impulsen el desarrollo del negocio, la automatización de tareas rutinarias puede minimizar la necesidad de contratar personal adicional durante las épocas de más carga de trabajo. Y liberalizar la plantilla, una vez que el negocio se ralentice.
En el entorno de la gestión, automatizar tareas las operativas y repetitivas proporciona a los managers el tiempo necesario para inspirar, liderar y desarrollar una visión más estratégica que impulse la sostenibilidad del negocio. E igual que sucede con el resto de la plantilla, los directivos con más tiempo son mejores líderes. Y proporcionan modelos de gestión más eficientes.
Pablo Couso, director comercial de Datisa, uno de los principales desarrolladores de software de gestión empresarial para pymes en España, dice que otra de las ventajas de la automatización en la gestión de las pymes es «la minimización del error humano. Y, por supuesto, la precisión de los datos que se manejan para, entre otras cosas, facilitar el cumplimiento. Además, de la toma de decisiones inteligente».
Desde el cambio de precios o la valoración de documentos a través de tarifas y descuentos hasta el cálculo de las comisiones o la generación de pedidos, albaranes, facturas o regulaciones, la automatización facilita, agiliza y ofrece precisión absoluta. Todo ello, repercute también en el servicio que se presta al cliente. Un servicio que puede, incluso, superar las expectativas del cliente.