Las pequeñas y medianas empresas saben que la tecnología en general y los sistemas de gestión de recursos empresariales –ERP– en particular, imprimen esos niveles de agilidad y flexibilidad que son clave para desenvolverse en el actual entorno empresarial.
Sin embargo, este tipo de organizaciones empiezan a visualizar la necesidad adicional de monetizar su tecnología, de forma que puedan, no solo recuperar la inversión, sino “explotar” su utilización para incrementar los ingresos. Es decir, que la tecnología impacte directamente sobre la cuenta de resultados.
Evidentemente, cuando hablamos de sistemas de gestión de recursos empresariales, o sea, recursos internos, la asociación entre inversión tecnológica e incremento directo de los ingresos, no siempre resulta tan fácil. De hecho, como explican desde Datisa, uno de los principales desarrolladores de software de gestión empresarial para pymes, “cuando preguntamos a nuestros clientes qué es lo que más valoran de su ERP, la mayoría de ellos responden que la cantidad de información que les aporta, la rapidez que les imprime en la ejecución de sus funciones clave o la seguridad que les proporciona en cuanto a la exactitud de los datos que manejan”.
Sin embargo, empiezan ya a aparecer algunos otros comentarios que hacen referencia también a la reducción de costes y, en consecuencia, al aumento de los beneficios. Dicen desde Datisa que “algunas organizaciones valoran muy positivamente la reducción de costes que supone trabajar con sistemas que optimizan sus procesos. Es decir, emplear menos tiempo y menos recursos permite poner el foco en la generación de nuevas fuentes de ingresos. También en explotar de una manera más eficiente las convencionales”.
Una manera de monetizar la tecnología orientada a la gestión de los recursos empresariales tiene que ver, precisamente, con la explotación eficiente de esos recursos. Es decir, en lugar de recurrir a la financiación bancaria, por ejemplo, apostar por la financiación a través de los proveedores, mediante fórmulas de cobros y pagos que beneficien a ambas partes.
No se trata de convertir el ERP en una máquina de hacer dinero, sino en una herramienta sobre la que apoyar las operaciones que tienen que ver con la generación de dinero. También con su protección -ahorro- y rentabilización -incremento-. De esta manera, cualquier función o proceso en el que interviene la tecnología debería poder ser evaluable en términos económicos. Es decir, debería arrojar unas cifras porcentuales relacionadas con el ahorro de costes o el aumento de los ingresos.
En definitiva, más allá de la teoría, las pequeñas y medianas empresas reclaman una tecnología mucho más práctica, desde el punto de vista económico; una tecnología que permita cuantificar tanto el ahorro de costes como el aumento de ingresos que genera su uso para seguir creciendo.