Tras el éxito obtenido por la cadena de restauración El Cubo del Tapeo en su localidad natal de Mollet del Vallés (Barcelona), la enseña inicia ahora su expansión en franquicia por todo el territorio nacional. Un concepto que es el resultado de la experiencia en hostelería y de la creatividad de sus dos fundadores, quienes ostentan más de 20 años de experiencia dedicados al sector.
Basado en la cocina española de calidad, en un entorno agradable y con atención en mesa, la marca inicia un proceso de expansión, en aquellos emplazamientos de 25.000 habitantes, donde cuenten con cierta cultura de tapeo. “Uno de los elementos diferenciadores es nuestro servicio en mesa, basado en un modelo de gestión que ofrece una mayor autonomía y reduce la rotación de personal”, comenta Francisco Miguel Herrero, Fundador de esta firma, quien añade que “freímos todos nuestros productos con aceite de oliva virgen extra de primera calidad, lo que da lugar a que nuestros platos sean una fritura saludable”.
El perfil del franquiciado se establece como un inversor con capacidad para establecer personas delante del negocio, que gestionen la franquicia. Los locales, que cuentan con una imagen cuidada y mobiliario de calidad, deben tener entre 150-400 metros cuadrados, más la respectiva terraza, y requieren de una inversión para su puesta en marcha que se aproxima a los 160.000 euros.
“Contamos con tres valores diferenciales con respecto a la competencia: en primer lugar, la experiencia que acumulamos en restauración, la oferta de una propuesta de valor única al cliente final, y la elaboración de todos nuestros productos con materia prima de calidad”, explica el Fundador de la empresa, quien asegura también que “la selección de los proveedores con los que trabajamos es una misión clave de la central, estableciendo alianzas a largo plazo, que nos permiten dar cobertura a la marca”.