Según revela un informe elaborado por el Observatorio Sectorial DBK de INFORMA, las empresas de catering generaron unos ingresos de 3.805 millones de euros en 2019, lo que supuso un 3,5% más que en el ejercicio anterior, manteniendo la tendencia de crecimiento de los años anteriores, sustentada en el buen comportamiento de la demanda de su amplio abanico de sectores clientes.
Por segmentos de actividad, el catering para colectividades generó un valor de mercado de 3.200 millones de euros, incrementándose un 3,6% respecto a 2018 y llegando a suponer el 84% del mercado total. Este negocio se ha visto impulsado en los últimos años por la tendencia de creciente subcontratación del servicio de comidas, por parte de algunos colectivos.
Destaca la demanda procedente del sector sanitario (hospitales, residencias), que representa el 44% de los ingresos de este segmento, tras crecer un 4,0% respecto a 2018; seguido del sector de la enseñanza (+3,7%), con una participación del 34%, y del segmento de empresas (+2,8%), con una cuota del 17%.
El segmento de catering de gama alta siguió viéndose favorecido por el buen comportamiento del gasto de hogares y empresas. Así, el valor de este mercado aumentó un 2,9%. Por su parte, el catering para transporte, incluyendo aéreo y ferroviario, superó los 320 millones de euros de ingresos y contabilizó un aumento cercano al 4%, gracias al incremento del número de pasajeros.
El número de empresas dedicadas a la actividad de catering se sitúa en unas 985. La mayor parte de las empresas son de pequeña dimensión, si bien el sector está liderado por un reducido número de empresas y grupos de gran tamaño, que ocupan una sólida posición en el mercado a escala nacional. Los cinco primeros operadores reunieron en 2019 más del 40% del valor total del mercado, participación que se situó en el 57% al considerar a los 10 primeros.
Finalmente, en este 2020 los ingresos y la rentabilidad de las empresas del sector registrarán una fuerte caída, como consecuencia del impacto de la crisis del coronavirus, que durante los meses de confinamiento ha implicado el cierre temporal de centros de enseñanza, empresas y otras instalaciones, la reducción de la demanda por parte del sector sanitario, la cancelación de eventos y la brusca caída de los desplazamientos aéreos y por ferrocarril.