empresa Nexian. La formación y la experiencia de los trabajadores son factores fundamentales para el funcionamiento de cualquier empresa. Sin embargo, no son los únicos. La motivación del personal está intrínsecamente ligada a su productividad y ambas a la permanencia en el equipo o a la búsqueda de nuevas oportunidades laborales en otras organizaciones.
Aunque esta teoría es de sobra conocida, su puesta en práctica no se hace en el 100 por cien de los casos. Prueba de ello es que el 20 por ciento de los trabajadores españoles se confiesa desmotivado en su puesto de trabajo. Algo que según explican desde la empresa Nexian (https://nexian.es/), la primera red nacional de agencias de Recursos Humanos con servicios y soluciones para todo tipo de empresas y organizaciones, se traduce invariablemente «en una pérdida de resultados y de oportunidades de crecimiento de las empresas en las que esos trabajadores desempeñan sus funciones».
De ahí que Roberto Revuelta, Responsable de Desarrollo de Negocio de Nexian, destaque que “para obtener rentabilidad empresarial es capital no dejar a un lado la motivación del personal”. Una motivación que según esta firma podría resumirse en 10 puntos clave:
1. Retribución salarial: un aumento del salario es una de las formas más evidentes de recompensar el trabajo bien hecho por el personal de cualquier empresa. Dependiendo de la actividad de dicha empresa, y de los resultados obtenidos, esa mejora salarial puede estar vinculada a la retribución fija, a la variable o a una flexible, sin olvidar la opción del reparto de beneficios.
2. Beneficios sociales y/u otras políticas de compensación: cuando la cuenta de resultados de una empresa está muy ajustada, y es complicado ofrecer una mejora de la retribución económica, la opción de ofrecer beneficios sociales como cheque restaurante o cheque guardería (cuyo importe está libre de impuestos) se antoja una buena alternativa para la motivación de los empleados.
3. Proyección y plan de carrera: la promoción interna es un elemento muy motivador en el entorno laboral, tanto para las personas que la reciben como para los compañeros que la consideran justa y ven en ella una opción de crecimiento en categoría, en responsabilidad y por supuesto en retribución económica.
4. Coherencia entre la definición del puesto y las labores adjudicadas: una de las formas más ‘fáciles’ de desmotivar a los trabajadores es exigirles tareas que van mucho más lejos de las citadas en la definición de sus puestos de trabajo y cuya remuneración debería ser superior a la inicialmente asociada con ese puesto.
5. Tratar a los empleados como a seres humanos, no como a robots: esto es sobre todo importante a la hora de saber qué se puede exigir a cada trabajador. Aunque el puesto de trabajo sea idéntico, no todas las personas que lo desempeñen lo harán de la misma forma. Habrá algunos que necesiten más autonomía y otros, por el contrario, una mayor guía en el cumplimiento de sus funciones.
6. Compartir información: dar explicaciones de la marcha de la empresa, de sus logros y dificultades y de sus objetivos suele ser sinónimo de una mayor implicación entre los trabajadores con los que se ha compartido esa información. Es una forma de hacerles más partícipes del negocio, sea éste el que sea y del tipo que sea, y de mostrarles que la empresa confía en ellos.
7. Apostar por la justicia dentro de la empresa: una de las principales causas de la desmotivación de los trabajadores españoles se explica por la ausencia de la meritocracia. La promoción o la mejora de la retribución de aquellos miembros de los equipos que no lo merecen son el perfecto caldo de cultivo para la huida a la competencia de los que sí lo merecían y para la creación de conflictos entre los empleados.
8. Defender la ética y los valores de la organización: esto es algo que no sólo ha de aplicarse en las capas más bajas de la jerarquía empresarial, sino en todos los eslabones de la cadena, incluidos los directivos. Si los miembros de las altas esferas dan ejemplo de su compromiso para con la empresa y sus valores será mucho más fácil que sus trabajadores les imiten.
9. Reforzar el compañerismo: el ‘divide y vencerás’ es un error al que muchos directivos recurren, con la falsa creencia de que así sacarán lo mejor de cada empleado. Nada más lejos de la realidad. Aunque esa ecuación les funcione en el corto plazo, a largo plazo esas luchas internas acaban por minar la moral de los empleados y casi siempre la de aquellos que son más válidos en la organización. La conclusión es que muchos de ellos acaban marchándose, en busca de mejores ambientes de trabajo.
10. Crear un buen ambiente de trabajo: es importante que los trabajadores perciban que en sus puestos de trabajo no sólo se exige cantidad, sino también calidad. De la misma forma, es fundamental que los colaboradores de cualquier empresa se sientan seguros en sus puestos para poder aportar ideas y soluciones a los posibles problemas que surjan en la empresa.
En resumen, Roberto Revuelta, Responsable de Desarrollo de Negocio de la empresa Nexian, sostiene que para que la motivación y el rendimiento de los trabajadores sea bueno y positivo para el funcionamiento de cualquier empresa, la organización a la que esas personas pertenezcan tendrá que trabajar para demostrarles que les considera como lo que son: “Seres humanos, con diferencias, retos y aspiraciones, y no números y ejecutores anónimos de sus tareas”.