ERP. Parece obvio que cualquier empresa que tenga un determinado volumen de facturación encontrará ventajas al utilizar un ERP (conjunto de sistemas de información que permite la integración de ciertas operaciones de una empresa, especialmente las que tienen que ver con la producción, la logística, el inventario, los envíos…). Otra cosa es que se encuentren ciertas dificultades a la hora de determinar qué sistema y modelo de explotación se debe implementar.
Por eso, las pymes deben encontrar la solución que mejor se adapte a su naturaleza, a sus necesidades y a su presupuesto, siempre, eso sí, con la mirada puesta en la eficiencia y en la mejora de la competitividad, en un entorno en el que la exigencia es cada vez mayor.
Es evidente que la aplicación de la tecnología al ámbito de la gestión empresarial supone una inversión que dependerá, por supuesto, del tipo de solución que se escoja y también del modelo de explotación que se seleccione. Las continuas actualizaciones que demanda el sistema, las infraestructuras necesarias de conexión y soporte para que el aplicativo funcione a la perfección y la necesidad de implicar a todos los usuarios en el proyecto, son elementos que deberán tenerse en cuenta para decantarse entre los diferentes tipos de ERP que ofrece el mercado. Este último punto corre a cargo del proveedor si se escoge la nube.
Con independencia de los criterios técnicos, funcionales o, incluso, presupuestarios, las pymes podrán elegir entre un sistema horizontal o vertical, a medida o predefinido, local o en la nube, prestando siempre atención a las necesidades de gestión que presentan, a las perspectivas de crecimiento que tienen y a la inversión que quieren/pueden hacer.
Isabel Pomar, Directora Comercial y de Marketing de Datisa (www.datisa.es), dice que “es evidente que la libertad para elegir debe estar siempre presente en la pyme, pero para hacerlo con garantías de que el sistema que escoge será provechoso y rentable, deberá tener claras cuáles son las alternativas con las que cuenta dentro del mercado y, dentro de toda la oferta, cuál es la propuesta que más se adapta a su naturaleza, a sus necesidades y también a su presupuesto”.
De este modo, las pymes deberán tener en cuenta los siguientes tipos de sistemas para decidir el que mejor se adapte a sus requerimientos:
– Horizontal o vertical: un software horizontal es un aplicativo perfectamente válido para cualquier tipo de organización y que, siendo una solución predefinida, permite ciertas personalizaciones para adaptarse a necesidades específicas. Por su parte, el software vertical es una solución altamente especializada, que se utiliza para sectores determinados y que ha sido desarrollado atendiendo a los criterios y necesidades específicas de ese entorno. Es una solución más costosa, aunque su nivel de adaptación es máximo.
– Estándar o a medida: se puede aplicar a diferentes tipos de empresas, con independencia del sector en el que operen o de la actividad que desarrollen, suele implementarse de manera modular y es más económico y “fácil” de implementar. Al ser una solución estándar mejora sus niveles de fiabilidad, ya que su uso en diferentes organizaciones permite garantizar su eficiencia. Por su parte, el sistema a medida se desarrolla para una empresa concreta y, por lo tanto, se adapta 100% a las necesidades que presente, sin embargo, su elevado coste y los riesgos de un desarrollo y una implementación larga, los hacen poco recomendables para la mayoría de las pymes.
– En local o en la nube: Algunos sistemas se instalan dentro de la propia infraestructura informática de la empresa, mientras que otros lo hacen en la nube, es decir, en un servidor concreto, propio o ajeno a la empresa, facilitando el acceso a la solución desde cualquier rincón del mundo en el que exista una conexión a internet.