Hoy en día todas las empresas desean ser innovadoras para poder mejorar sus procesos y poder ofrecer nuevos productos y servicios diferentes. Con este objetivo, las compañías invierten grandes cantidades en formación y aplican nuevas metodologías, pero sin embargo en pocas de ellas se acaban observando grandes avances en este aspecto.
Las razones para ese aparente fracaso son diversas. Jordi Damià, CEO de la consultora Setesca (http://www.setesca.com/), profesor de estrategia empresarial y experto en la implantación de modelos de competitividad e innovación, apunta a tres razones principales que frenan a las empresas a ser realmente innovadora
Los miembros del equipo directivo han de ser los primeros innovadores
El primer gran obstáculo para la innovación son los propios directivos de las empresas. “No todos los directivos, y a veces ni el propio CEO, están orientados a innovar realmente, un problema que se detecta inmediatamente en el hecho de disponer o no de presupuesto para lanzar proyectos innovadores y sobre todo en el soporte a la implementación efectiva de los mismos”, asegura el especialista. “Si un director de departamento no cree realmente en innovar, automáticamente frena cualquier talento innovador en su equipo”, concluye Damià.
Identificación y transformación del talento
La segunda barrera para lograr una verdadera innovación es no identificar el “talento innovador” y darle capacidad real de transformación. No todo el mundo puede o quiere ser innovador en una empresa, pero hay personas con una gran capacidad para generar ideas y con gran entusiasmo para implementarlas, que muchas veces son ninguneadas en la organización. Según explica el profesor de estrategia empresarial, “estas personas no necesitan motivación, sin embargo, sí les resulta imprescindible contar con apoyo organizativo. Las organizaciones se ahorrarían mucho dinero en planes complejos de fomento de la innovación de forma general si dedicasen su presupuesto a identificar a los innovadores y potenciar su capacidad transformadora en sus empresas”.
Priorización
El tercer error en el camino hacia la innovación es una incorrecta priorización de la organización. “Si realmente la innovación es un factor de máxima importancia para una empresa, este hecho debería verse reflejado en dar una mayor capacidad de gestión a los innovadores que a los que no lo son”, apunta el experto. Según Damià, muchas empresas se estancan en sus procesos de evolución porque, aunque quieren innovar, este objetivo no está realmente en el listado de prioridades de la propia compañía.
Teniendo en cuenta los tres impedimentos principales de las empresas para innovar, el método ideal para disponer de una empresa innovadora es, según Jordi Damià, “identificar al talento realmente innovador disponible, formarlo en métodos de gestión orientados a la innovación, ofrecerle la capacidad de gestión necesaria para innovar y formar a la organización en métodos de diseño e implementación de innovación para fomentar procesos de mejora continua”.