Templo del Masaje. La cadena de centros Templo del Masaje (https://www.templodelmasaje.com/), que aúna en un mismo formato una amplia oferta de masajes (hasta 15 tipos diferentes, encuadrados en terapéuticos, de belleza y bienestar, y técnicas orientales), así como hasta 25 tratamientos de belleza, propone siete ideas, para acomodar cuerpo y mente a la llegada del otoño y el invierno, ofrecidas por Maribel Corpa, una de las fundadoras de Templo del Masaje. Son éstos:
1.- Proteger la piel. Tras intensas jornadas al sol «pasamos a taparnos los brazos y las piernas, así que el ‘moreno’ no va a durar. Y comenzarán la sequedad y el picor». Hay que rehidratarla al máximo, además de exfoliar.
2.- Limpiar el organismo. «Pequeños ayunos no están de más después de tanto ‘tinto de verano’ y excesos en la comida». Volver a los buenos hábitos alimenticios puede ayudarnos, sobre todo si hemos traído en las maletas algo de sobrepeso. Y beber mucha agua: al menos 2 litros al día, para hidratarse por dentro y por fuera.
3.- Acostumbrarse a hacer ejercicio. Es necesario activar la circulación corporal, después de un periodo de molicie. «Y si uno no dispone de mucho tiempo, puede plantearse hacer caminando todo o una parte del trayecto al trabajo, subir por las escaleras en vez de emplear el ascensor, etcétera».
4.- Cuidar rostro y cabello. Es necesaria una terapia de higiene en la cara, para quitar el exceso de escamas y liberar bien los folículos de grasa. Y poner especial cuidado en el cabello: sanear las puntas, hidratar, emplear productos anticaída…
5.- Buscar algo de ayuda extra. Venimos del calor y nos metemos paulatinamente en el frío, así que hay que aumentar las defensas. «Echar mano de la jalea real y el propóleo como preventivos, al igual que la equinácea, por la mañana, en ayunas, para ayudar a fortalecer el sistema inmune y protegerse de los resfriados».
6.- Tomárselo con calma. No es sano pasar de no hacer nada a solucionar mil y un asuntos en la misma jornada. Así que es recomendable hacer descansos de 5 a 10 minutos cada dos horas, y aprovechar para estirar las piernas o cambiar de postura. «Con un doble propósito: sirven para despejar la mente y para evitar el anquilosamiento muscular».
7.- Respetar las horas de sueño. Tras la irregularidad de los días de asueto estival, es necesario volver a la rutina de descansar entre 7 y 8 horas diarias. «Menos imposibilita que el cuerpo se regenere, y más nos abotarga».
«De todos modos«, asegura Maribel Corpa, «fortalecer las defensas mediante complementos está bien hasta un cierto punto: hay quien sostiene que si nos volvemos dependientes de los ‘Actimeles’ y compañía, en realidad estamos haciendo que nuestro cuerpo no se las apañe por sí mismo, y se acostumbre a que en cuanto vienen dificultades le vamos a ayudar con soluciones externas. Por ejemplo, el organismo se activa cuando ha de controlar la temperatura, se acostumbra a estar alerta. Por eso es muy sano, como se ha hecho toda la vida, concluir las duchas con agua fría», finaliza la experta.